A veces sentimos emociones que no entendemos del todo, reaccionamos de formas que parecen no tener explicación o llevamos cargas que no sabemos de dónde vienen. La psicología, junto a disciplinas como la genética y la epigenética, nos muestran hoy que no solo heredamos rasgos físicos o enfermedades, sino también formas de vincularnos, maneras de amar, de defendernos, de sobrevivir. Las dinámicas familiares no son solo interacciones entre padres e hijos, sino que son la expresión de una historia que nos antecede. Muchas veces, en el tejido familiar se repiten silenciosamente patrones de dolor, miedo, pérdida o abandono. No siempre con intención, pero sí con fuerza.
Estudios en epigenética han revelado que ciertas experiencias traumáticas como guerras, pérdidas, migraciones o abusos pueden dejar huellas en nuestra biología, activando o desactivando genes que influyen en nuestro sistema emocional, inmunológico y conductual. Es decir, nuestra historia emocional también se escribe en nuestro cuerpo. No es raro entonces que, sin saberlo, vivamos repitiendo dinámicas que no comenzamos nosotros: madres que repiten sin querer los miedos de sus madres; hijos que cargan culpas que no les pertenecen; vínculos marcados por lealtades invisibles a historias pasadas.
Reconocer estas herencias no es buscar culpables, sino abrir espacio a una comprensión más profunda de quiénes somos y por qué somos como somos. Al hacerlo, podemos comenzar a transformar patrones inconscientes en elecciones conscientes. La psicoterapia ofrece un lugar seguro para revisar estas dinámicas, honrar nuestra historia familiar y, al mismo tiempo, construir una narrativa más libre y auténtica. Comprender que no todo lo heredado tiene que ser repetido es un acto de amor y responsabilidad con uno mismo y con las generaciones que siguen.
Detrás de cada síntoma, de cada dificultad para vincularnos o cuidarnos, puede haber una historia antigua que pide ser mirada con compasión. Al explorar esas raíces, no solo sanamos nosotros, sino que también honramos a quienes vinieron antes y abrimos nuevas posibilidades para quienes vendrán después.
¡Porque sanar, es poder escribir tu propia historia!